Historia
El estilo escandinavo o nórdico es un estilo decorativo que nació a principios del siglo XX, durante el periodo de entre guerras y vino de la mano de los países del norte de Europa como Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca. Fue en esa época en la que el diseño tradicional de los países nórdicos, tradicionalmente basado en la funcionalidad de los objetos, añadió la estética a sus valores, cubriendo así también las necesidades emocionales de la gente.
En estos países, la mayor parte del año la luz natural es escasa y los inviernos son largos y duros, así que las características más esenciales de este estilo surgieron como una forma de contrarrestar esa falta de luz. Debido a las duras condiciones climáticas a las que están expuestos en estos países y a la necesidad de pasar tanto tiempo en el interior de las casas, la decoración escandinava busca ante todo: crear entornos y diseños confortables, alegres y cómodos, que hicieran llevadero tener que pasar mucho tiempo en casa por la falta de horas de luz.
A mediados de siglo, y gracias a grandes maestros del diseño como Jacobsen, Alvar Aalto, Mies van der Rohe, el estilo fue adquiriendo importancia y protagonismo, hasta el punto de ser una influencia en si mismo (y no el resultado de influencias de otros movimientos), pues combinaba las tendencias más vanguardistas de la época con la tradición y funcionalidad nórdica.
En los años 60 y 70, el organicismo (formas inspiradas en la naturaleza) que siempre había estado presente en el estilo escandinavo, encontró en los materiales modernos como el plástico y las resinas, la manera perfecta de llevar a cabo las ideas de los diseñadores, que anteriormente utilizaban madera laminada para, literalmente, darle forma a sus diseño.

Características generales
Su característica principal, desde sus orígenes, es la funcionalidad. Principalmente porque sobrevivir en el norte requería que los productos fueran útiles y duraderos, sin florituras que pudieran afectar a su uso. El uso de materiales locales como la madera de sus frondosos bosques viene propiciado por su aislamiento geográfico.
Sin embargo, la elegancia propia del estilo que todos conocemos no llegó hasta más tarde, cuando empezó a combinar con gracia y delicadeza la influencia de los movimientos decorativos de principios del siglo XX (Art Nouveau o Jugendstil) con la sencillez y pureza de los movimientos artísticos de entre guerras (Constructivismo, De Stijl, La Bauhaus…)
Pilares básicos del estilo nórdico
1. Tonos blancos
Con tan sólo siete horas de luz en los meses de invierno, la iluminación en los interiores escandinavos es fundamental. ¡Es fuente de vida! Por ello, el color blanco es usado en paredes, techos y suelos con el fin de reflejar la luz natural y aportar la luminosidad de la que carecen las casas nórdicas en los largos meses de invierno. Por su parte, cojines, mantas, alfombras y otros textiles y pequeños accesorios son los encargados de aportar la nota de color necesaria.
Tradicionalmente el suelo en una casa escandinava es de madera y normalmente respetan su color natural o la pintan de blanco. Esto contribuye a ampliar el espacio e invitar a que entre más luz.
Generalmente, en las casas escandinavas no se emplean colores vivos. Su belleza proviene de una paleta de colores neutros (blancos, grises, negros y marrones), pero a pesar de ello, nunca parecen frías o aburridas, debido a la superposición de colores complementarios.





Tiendas con mobiliario y decoración de estilo nórdico
Actualidad
A lo largo de las décadas, este estilo se ha depurado, pasando de ser algo menos bucólico a más minimalista. Hoy, con su base funcional, bella, sencilla y natural, ha conseguido entrar en miles de hogares.
El estilo nórdico ha experimentado cambios debido a las influencias de otros movimientos y latitudes. En los últimos tiempos ha ido incorporando nuevos materiales más allá de la madera, como el cobre o el latón, elementos que le dan un toque más actual y contemporáneo.
Los ambientes nórdicos siempre admiten otras piezas decorativas y muebles de un aspecto vintage o industrial. De esta forma, se consigue que la decoración sea más personal y un ambiente más acogedor. El rattán y los muebles de mimbre están irrumpiendo en los últimos años con mucha fuerza en los interiores nórdicos. Además de las lámparas industriales hay una fuerte tendencia en el empleo de lámparas de mimbre, ya que combinan muy bien con el blanco y la madera y aportan textura y calidez.
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